El mundo está dividido entre los que no ven con malos ojos el guantazo que Will Smith le soltó al “gracioso” que ofendió a su mujer y los que piensan que la hombría se le fue de las manos y que la violencia nunca es justificable.
Mi casa también está dividida: mis hijos piensan que Smith lo hizo mal, muy mal y yo que, en este caso como en tantos otros cuando se trata de mis hijos, me he quedado sola y comprendo a Will, le apoyo y hasta le justifico.
Me siento muy orgullosa de mis hijos y su no a la violencia -¡bien hecho chicos!- Sin embargo, creo que esta vez la gracietadel presentador de la gala de los Oscars era bastante más dolorosa que un buen mamporro.
Me entero de que la Sra. Smith no lleva la cabeza rapada por gusto, sino que lo que tiene es una alopecia consecuencia de alguna enfermedad.
¿De verdad es necesario que venga alguien a hacer chistes con mi sufrimiento? Si la gente que me quiere me ve sufrir y hace ese sufrimiento propio, ¿cómo se tiene que sentir cuando ve que un idiota no solo no empatiza, sino que, además, se ríe de mi desgracia?
¿Sabéis que os digo? Si Belén Esteban por su hija MA-TA, Will Smith, por su mujer, PE-GA. Y para mí que se ha quedado corto.