De Hello Kitty a Jordi Labanda.

Que es una forma, como otra cualquiera, de resumir los cambios que se producen en las niñas a partir de cierta edad. O, por lo menos, en la mía.

Hace dos años, cuando yo creía que nos apasionaba Hello Kitty, encontré en Internet un chollo de esos en los que la mochila de la divina gatita me costaba la quinta parte de lo que cuesta habitualmente. En cuanto llegó la mochila a casa se la enseñé, llena de emoción, a la niña quien me dijo que no quería esa mochila porque era para niñas pequeñas.

A partir de ese momento desarrollamos una especie de admiración por Agatha Ruiz de la Prada que culminó el día que la niña conoció a la diseñadora en persona. A partir de ahí dejamos de hablar de admiración para empezar a hablar de obsesión.

Siendo éste el estado de la situación, nuevamente «tiré» de Internet para comprar la que sería nuestra tercera mochila agathiana pero, ¡oh, sorpresa!, hemos debido  subir un peldaño más en nuestro proceso madurativo y ya no queremos mochila de Agatha Ruiz de la Prada, ahora queremos mochila de Jordi Labanda que debe ser mucho más «fashion», más «cool», más «teen» o más algo…

El caso de los niños también es digno de estudio. El mediano superó en su día la etapa de Cars, Monsters y dibujos varios. Y este año, cuando yo creía que estábamos en el ecuador de la etapa Spiderman, Superman, Ironman, Madelman y demás «manes», resulta que no, que esa fase también está -yo no sé cuando ha sido- superada. Así que este año, influido, sin ningún género de dudas, por el «frikismo» sin parangón del señor que vive en mi casa, será una mochila de Kukuxumusu (ojito con el nombre) la que transporte los saberes de 4º de Primaria.

El caso más dramático es, sin duda alguna, el del Mindu. Él es el pequeñín, el bebé de la casa, por lo que debería querer llevar de por vida mochilas de Aviones, Monsters, Pepa Pig o Tadeo Jones. O, para no ser exagerados, cuando vaya a la Uni puede cambiar a Spiderman pero, ¿otra cosa?

Cuán equivocada estaba… El otro día, cuando le enseñe la nueva ganga que había encontrado en Internet -mochila de Aviones tirada de precio- me respondió lo mismo que en su día hiciera su hermana: «pero mamá, que esto es de pequeños».

Yo he tirado la toalla. El Mindu ha dicho que él quiere una mochila del Real Madrid y ha elegido la blanca entre las blancas. Yo creo que ni Florentino es más blanco que la mochila del Mindu que, y esto no es un augurio sino una certeza, para el quince de septiembre será la mochila más gris del colegio.

Hoy os dejo una selección de mochilas pensada para las  que lleváis a los niños a la guarde y, por lo tanto, todavía podéis decidir por vosotras mismas. Eso, claro está, si el uniforme de la guarde no viene con mochila incluida…

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