¡Achús!

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Ese es otro de esos posts que se tuercen antes de empezar. Su leitmotiv pretendía ser el estornudo y, en concreto, su onomatopeya: «achús». Esto me iba a dar mucho juego pero, ignorante de mí, resulta que «achús», en español, no existe. La onomatopeya del estornudo según el diccionario de Real Academia es «achís».

He buscado en un diccionario inglés y otro francés por si «sonaba la flauta» y podía seguir utilizando mi idea inicial pero no ha habido suerte. No pasa nada, da igual, qué le vamos a hacer.

El caso es que se escriba de una forma u otra, lo que sí es cierto que la forma de estornudar de las personas es de lo más variopinta.

Hay señoras finísimas que, sin previo aviso, estornudan con un «achí» terminado en un pequeño pitido; hay gente que, antes de culminar el estornudo, pueden estar media hora creando falsas alarmas, a… a… a… a… chís; hay hombres -yo conozco uno- que estornudan con tal virulencia que, si te pillan desprevenida, lo menos que te provocan es una taquicardia; también hay personas a las que les sobra media onomatopeya y en vez de un «achís» emiten un «i».

La frecuencia y duración de los estornudos también varía en función del «estornudante». La mayoría de las personas -este es mi caso- estornudan dos veces seguidas. Sin embargo también hay casos excepcionales, como el de mi abuelo materno, que estornudaba entre treinta y treinta y tres veces seguidas -y prometo que no es exageración-. El pobre empezaba a estornudar después del desayuno y terminaba antes del aperitivo.

Y después de este cutre-ensayo sobre el estornudo os diré que la «no-onomatopeya» aparece -o casi- en el nombre de algunas marcas que, a mi juicio, nos podrían servir para ilustrar algunas de las tendencias que, hoy por hoy, existen en la moda infantil. De las tres os he hablado en alguna ocasión a lo largo de estos años pero nunca está de más recordarlas.

La primera representaría la moda más clásica pero de un gusto, a mi juicio, exquisito. Los vestidos verdes que llevan estas niñas los podríamos haber llevado cualquiera de nosotras en nuestra más tierna infancia -antes de ayer- y yo visualizo a mis futuras nietas con ellos. Evidentemente estoy hablando de las hijas de mi hija quien seguro que me hará caso -de las nueras prefiero no hablar porque nunca se sabe, ¡lo mismo me salen hippies!-

 

CHUCU-CHU

Chocolatechus es la segunda marca -por cierto, ha cambiado de imagen recientemente- y es un ejemplo de lo que se viene llamando el «clásico renovado». Dejamos los cortes clásicos, los nidos de abeja, etc. y hacemos vestidos que, sin ser excesivamente sencillos, no tienen nada que ver con los que os enseñaba en la foto anterior. He puesto esta foto porque mi hija tiene esa camisa y es ideal. La falda que ella tiene es color fresa o guinda y, la verdad, es que es una monada… corta pero mona.

 

CHOCOLATECHUS

 Y luego está una de las tendencias más al alza que es la de inspiración francesa.  Para mí la foto que he seleccionado, que es de Pepitobychus y que bien pudiera estar hecha en el Montmartre, es un claro ejemplo.

 PEPITOBYCHUS

 Dicho lo cual os dejo hasta no sé muy bien cuando. Espero que las que os vais de puente lo paséis bien y cojáis fuerzas ara las semanitas que nos esperan. Y, a las «pringuis» como yo, que trabajamos el viernes, solo os puedo decir que toda mi solidaridad.

En estos días, tanto por Facebook como por Twitter, os iré recordando los distintos mercadillos que ya pronto estarán en marcha.

Hasta pronto.

 

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