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Hace unos días recibí un correo de Universal Pictures. Mi reacción fue la misma que habéis tenido ahora vosotras: «Ya me han descubierto. Otra estrella española iluminando el Star System Hollywoodiense».
No niego que me hizo cierta ilusión pero enseguida comencé a tomar conciencia de lo que se me venía encima: convencer al señor que vive en mi casa para que se venga conmigo y evitar que la distancia rompa nuestro matrimonio; buscar mansión en Beverly Hills; encontrar un colegio para los niños con buenas medidas de seguridad; preguntar a Antonio por un buen profesor de dicción inglesa; encontrar personal de servicio discreto dispuesto a firmar un contrato con clausulas de confidencialidad; encontrar una clínica en la que me inyecten botox pero sin que se note; convalidar el carnet de conducir para no depender del chófer a todas horas…
Todas estas preocupaciones desaparecieron de sopetón cuando leí el correo en el que, simplemente, me invitaban a un «pase» de la película Qué se puede esperar cuando se está esperando. Ya me descubrirán otro día.
Acepté la invitación por varias razones: la primera es que se daba la feliz circunstancia de que los niños estaban en el campamento; la segunda es que me hacía mucha ilusión ir a ver una peli de mayores, las últimas pelis de mayores que pude ver en el cine forman ya parte de los recopilatorios cinematográficos del siglo XX; la tercera es que nunca había ido a un «pase especial» de una película y tenía curiosidad y; la cuarta es que me apetecía poder presumir de haber visto una película diez días antes del estreno. Ya sabéis, la típica conversación con tu amiga en la que le llamas y le dices…
– «¿Vamos al cine esta tarde?
– «¡Genial, me apetece ver la nueva de Jenifer López!»
– «¡Ay, lo siento! vamos mejor a otra, es que yo ya la he visto».
– «No puede ser, se estrena hoy»
– «Ya, pero es que a mí me invitaron a un pase especial…»
Confieso que la conversación no se ha llegado a producir pero ahora mis amigas ya saben que estuve en un pase especial en el que, por cierto, nos invitaron a un yogur helado de la maraca Llaollao que estaba bastante bueno y eso que a mí los yogures helados no me hacen mucha gracia.
De la película solo os puedo decir que me gustó y me pareció muy divertida. De hecho me reí un montón. Os pondría un enlace para que la vierais pero, parece ser, está prohibido.
Lo que sí os dejo es el vídeo que nos pusieron antes de la peli. Es publicidad de la marca de yogures de la que os hablaba, Llaollao, que están lanzando un «Servicio de Antojos para Embarazadas» que se llama OJO AL ANTOJO y del que podéis obtener más información en la web WWW.OJOALANTOJO.COM. Y antes de que alguna diga que este post es publicidad de yogures, ya os digo yo que no lo es. Simplemente os hablo de la campaña y os dejo el vídeo porque me parece que merece la pena, son cosas de las que a mí me gustan y estoy segura de que vais a pasar un buen rato. Os lo recomiendo a a todas pero, sobre todo, a las que estéis en estado de buena esperanza: le podéis sacar mucho partido.
Gracias María, fui a ver la peli 😉 cómo no y vi también este spot. Ojo al antojo! Impresionante el peinado del científico jajaja. Un besito
mmmm, pues me acabo de enterar de esto y ya he guardado la web para rellenar los datos en casa. Nunca he probado estos helados, pero la gente dice que están riquísimos, así que ya me sirve para decidirme y ver qué tal, y si además son sanos, pues mejor 😀
Gracias!