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Ahora que está todo el mundo hablando de las maravillas que se vieron en Valencia, tengo que confesaros que yo me olvidé del glamour de Fimi cuando todavía la feria no había acabado. Concretamente el domingo que es cuando fui a ver a los niños al campamento.
Os aseguro que yo preparé las tres maletas con todo mi cariño. Les había explicado todo lo que llevaban -camisetas, calcetines, calzado, underwear…-, cuando tenían que cambiarse de ropa, la importancia de echar la ropa sucia a lavar, que llevaban una bolsa para la ropa sucia, la necesidad de cambiarse de determinada ropa todos los día….
Pues algo no funcionó bien. O no me expliqué con claridad o mis hijos no son tan listos como parecen.
Para hacer honor a la verdad, he de decir que a la niña de mis ojos no se le puede poner ninguna pega. El domingo cuando llegamos estaba monísima con su vestido vaquero comprado en Carrefour a última hora porque ella, al campamento, tiene que llevar uno o dos vestidos. Como dice quien os estáis imaginando «la niña es digna hija de su madre».
El problema lo presentan los otros dos inconscientes de la vida.
El primero: 8 años, talla 12-14, número 39 de pie. Dicen que es muy listo y el afirma ser muy obediente. La primera imagen que tengo de él es avanzando por el pasillo de la iglesia llevando las ofrendas. No me preguntéis que llevaba en la mano porque no pude fijarme tal era su indumentaria que paso a describiros.
Pantalón marrón de Decathlon de esos que dicen que son para andar por el campo. A pesar de que, cuando lo compré, había otros cuyo color más claro me gustaba más, opté por el oscuro ya que, ilusa, pensé que era más sufrido y no se notarían tanto las manchas. Craso error, los lamparones se veían a varios metros de distancia. En la parte de arriba un polo turquesa de la talla seis, calculo yo… No es que le quedara estrecho, es que las costuras estaban a punto de reventar. No es que le quedara corto, es que por debajo asomaba un ombligo. La criatura completaba su atuendo con una cantimplora. Como en tantos campamentos, los niños tienen que llevar una cantimplora para cuando van a hacer marchas por el campo. Mi hijo, sin embargo, ha decidido amortizarla y parece ser -así nos lo aseguró alguno de sus monitores- que por la mañana, nada más vestirse, se cuelga la cantimplora al hombro y ya no la suelta hasta que se va a la cama.
El niño, que es mío y es muy rico, me dice nada más verme con una gran sonrisa en el boca: «mamá, ¿a qué me he vestido como a ti te gusta?». Claro, el debió pensar que un pantalón que no fuera de chandal y un polo ya eran el look ideal para impresionar a su madre. No tuve corazón para decirle que iba hecho un cromo -hasta le había pedido el polo prestado a su hermano porque los suyos estaban sucios- y le aseguré que era el niño más elegante del campamento.
Aunque pueda parecer extraño, el Mindu, no iba mal del todo. Eso sí, como admira tanto a su hermano, también va con la cantimplora a todas partes.
Después de comer fui a ver las habitaciones en las que descansan mis retoños tras las duras jornadas «campamenteras». Cuando vi la de mi hija y como tenía colocada la ropa no pude sentir otra cosa más que «orgullo de madre».
Tachenko, a su manera, tampoco lo está haciendo mal. Pero el Mindu… No os digo más que si en este momento estáis comiendo, dejéis de leer.
Abrí su maleta en la que se agolpaban miles de camisetas arrugadas, unas limpias y otras sucias. Encontré una bolsa, la que yo había preparado, con 14 pares de calcetines limpios. Cuando se la enseñé me dijo sorprendido: «¡Ah! no sabía que había más calcetines». Le recordé que se lo había explicado en casa y que, aunque no hubiera sido así, una persona curiosa e inquieta, si se encuentra con una bolsa llena » de algo» en su maleta, la abre.
Si amigas mías, mi benjamín, el sucesor de Velencoso, ese en quien yo tenía puestas todas mis esperanzas, llevaba una semana sin cambiarse de calcetines.
Por supuesto no quiero ni contaros el escalofrío que recorrió mi cuerpo cuando comprendí que en la maleta también había underwear limpio en un número muy superior al que yo tenía previsto. Decidí no indagar y seguir disfrutando del día.
Aún así, se les veía a los tres contentos y felices y con esa imagen me quiero quedar…
Ahora bien, también os digo que a mí el año que viene no me vuelve a pasar esto. El año que viene el enano se entera de lo que lleva en cada bolsa y de para qué es cada bolsa me cueste lo que me cueste. Y he encontrado la solución perfecta.
Y además, para que tenga bien claro cual es la suya, se pueden personalizar:
Lo podéis encontrar todo en:
Y si queréis saber más sobre bolsas, hace un par de años escribí otro post sobre el tema. Lo podéis leer AQUÍ.
Yo he llegado tarde pero, si vuestros campamentos son en la segunda quincena, todavía estáis a tiempo de prevenir el desastre.
Y ya de paso, os dejo estas fotos de toallas que me llegaron el otro día. Son de las que no ocupan espacio y totalmente personalizables lo cual es para pensárselo porque ni lo he preguntado ni lo voy a preguntar pero ¡a saber qué toalla estará utilizando el Mindu!
Las podéis encontrar en:
Quien me diera verte por un agujerito!!! jijijiji,
niños!!! que no cambien!!!
oye, me encantan esas bolsas, no las conocía!! prácticas a la par que bonitas!!
bss
hola maria:
cuanto tiempo sin comentar nada, pero ahora esto se ha vuelto una especie de gallinero…y claro…paso. Hoy me has hecho reir y rememorar el momento recogida en campamento de mi hijo el del medio, 15 calzoncillos le habia mandado yo para los 15 días, y a que no sabes cuantos vinieron limpios? …pues si, 14…, unos fenómenos.
El mayor los trajo limpios, porque según él..sus compañeras le lavaban la ropa porque era guapo, jajaja..
Me parto con tus crónicas. Cuando he ido al hospital a dar a luz las dos veces,preparé bolsitas con la ropa de los bebés y bordé a punto de cruz: bodies, calcetines, primera puesta… El mayor tiene 5 años y sigo usando las mismas bolsitas cuando hago su maleta: solo tuve que bordar nuevos carteles (camisetas, calcetines, ropa interior…) y listo, así siempre sabe dónde buscar ;))
Si te cuento como llegó la de Iñigo el primer año que fue… el underwear se sostenía solo en el suelo… con eso te digo todo. Se puso en quince días, el underwear comentado, dos camisetas, un pantalón corto y un par de calcetines!!! Todo a la basura obviamente
http://elatelierdesofia.blogspot.com
María, ¿te acuerdas de aquel post en el que por ser lectoras de tu blog tendríamos gratis los gastos de envío en Boutique Secret? Pues vaya timo, hago un pedido de bañadores entorno al mes de mayo y me beneficio de la oferta de gastos de envio gratis por ser lectora de tu blog y todavía estoy esperando los bañadores. Después de trescientos mil correos en los que nadie me daba respuesta logro conseguir un teléfono en el que hablo con una señora muy educada, que me dice que no me envían mi pedido y que me harían el abono del importe, pues a estas alturas y ni pedido ni dinero. Creo que no deberías juntarte con esta gentuza. Muchas gracia por escucharme.
En serio, María, deberías escribir un libro al estilo de la chica del blog «Cómo no ser una drama mamá»…te ibas a forrar contando las andanzas de tus niños, entre el mono «electroputado», la maleta del MIndu y el estilismo del mayor…llevo riéndome un rato largo, ( si lo escribes, prometo subir desde Murcia sólo para hacer cola en la Feria del Libro para que me lo firmes).
Mamen
Las bolsas son monísimas. Quien estaría supercontento con el descubrimiento que le hiciste a tu hijo de la bolsa de calcetines, sería su compañero de habitación si lo tenía.
Leo todos tus posts… pero el de hoy ha sido de esos de los que me han hecho sacar una sonrisa…
Para esos problemillas , yo les mandaba a mis hijos al campamento la maleta con todo en bolsas de plástico transparentes con cremallera, unas bolsas que fui guardando justo para eso y en las que venían unas colchas de verano que compré. Así todo estaba a la vista y relativamente ordenado. La idea de bolsas de tela me parece fantástica. Me río un montón con tus aventuras.. Un besico! ; )
Por favor, qué risas me acabo de echar leyendo tu post de hoy, uf, qué ricura de niños debes tener.
gracias por las risas
un saludo
Que risa María, no puedo parar de reír ;-)))
¡ Me partooooooo, MARIA !
Mañana recogemos a ANDREA del campamento ¡ me imagino lo que encontraremos, jejjee ! El año pasado trajo todo a casa……. después de recogerlo en la caja de objetos perdidos el último día, jajaja ! ( llevaban prendas ahí desde el primer día de estancia, imagina lo que llevó todo el tiempo ¡ la misma ropa, uffffffffffffffff ! )
MUAAAAAAAAAAAAAAAAC