al señor que vive en mi casa y es el padre de mis hijos y a todos los señores que viven en vuestras casas si lo consideráis necesario.
«Amor mío, vida mía,
Una vez más, con la llegada de la nueva temporada y la necesidad de renovar los armarios de nuestros hijos -hoy no voy a hablar del mío porque no te veo preparado- se produce la misma incómoda situación y la misma tediosa conversación.
Tú insistes en que no es necesario comprar ropa para tus hijos, que sus armarios rebosan de modelitos de distinta índole, que estamos en una época de crísis, que no es necesario tener tres prendas de abrigo para cada niño, que no conoces a nadie que tenga tanta ropa como ellos…
Y yo, con una paciendia infinita y sabiendo que lo que te digo por enésima vez no tendrá ningún impacto en tu forma de pensar, te vuelvo a explicar la situación: cariño, a los niños hay que comprarles ropa todos los años porque crecen -hago que se prueben los pantalones para que tú mismo compruebes que ni el pirata malo con pata de palo de Sabina los lleva tan cortos-; mi vida, yo no voy a consentir que tus hijos vayan como pordioseros; cielo, nuestro deber es educar a los niños y enseñarles a vestir correctamente es parte de esa educación integral que yo, al menos, les voy a proporcionar…
Realmente, esposo mío, no entiendo como éstos -y otros- argumentos tan sólidos y llenos de sentido común no hacen mella en tu, para otras cosas, comprensiva manera de pensar.
Sin embargo, hoy mismo y con gran estupor e indignación hacia mí misma, me doy cuenta de mi estupidez. ¡Cómo no me di cuenta antes!, ¡cómo puedo haber estado tan ciega y durante tanto tiempo!
Mis argumentos son sólidos, no cabe duda, pero apenas hay pruebas empíricas que los sustenten -salvo la prueba del pantalón tobillero-. Hoy, mi vida, te traigo el razonamiento definitivo, pongo ante tus ojos la gran verdad y te saco definitivamente de tu error.
Cariño, yo no soy derrochadora. Soy, precisamente, todo lo contrario. ¿Los armarios de tus hijos están llenos? Sí, no cabe duda, pero no porque yo compre demasiado sino porque yo, tu mujer, tengo una capacidad de aprovechamiento y ahorro insospechados. ¿Qué quiero decir? Pues que yo, cada temporada, compro lo imprescindible pero es que lo imprescindible se suma a lo imprescindible de la última temporada y a lo imprescindible de la temporada anterior y así sucesivamente. Conclusión, en el armario de tus hijos conviven los imprescindibles de la última temporada junto con los imprescindibles de las temporadas anteriores.
Y como sé que a medida que lees estas líneas, pones en entredicho mi palabra, te traigo una prueba irrefutable, la prueba que hará que cambies, de una vez por todas, la imagen tan lamentable -y, por supuesto, errónea- que tienes de mí.
A finales de verano de 2007 compré en el outlet -repito, outlet- de La Ratita Presumida de Don Benito un vestido para la niña de esos que enamoran a primera vista. El vestido que costó la friolera de 20 euros fue adquirido con la intención de ser estrenado en el verano de 2008 ya que yo cuando compro a finales de temporada lo hago siempre pensando en la siguiente. Nunca se me ocurriría gastar el dinero en un modelo que solo se va a utilizar quince días. ¡Faltaría más!
Cuando llegó el verano esperado, tu hija estrenó su vestido y los niños unos conjuntos a juego que me hicieron en la misma tienda. Su precio no fue de outlet pero no fueron excesivamente caros. Y si lo hubieran sido hubiera merecido la pena porque mira a tus hijos que guapísimos estaban.
En el verano de 2009, lamentablemente no hay documento gráfico, la niña y nuestro benjamín continuaron luciendo el mismo modelo. Cierto es que a Tachenkín la camisa le quedaba un «pelín» estrecha y corta de mangas y que hubo que sustituir su pantalón por uno de Paloma Enseñat -de módico precio- pero el resultado siguió siendo inmejorable y tus hijos eran la admiración de propios y extraños o, por lo menos, de sus abuelos que no es poco.
En el verano de 2010 a la niña el vestido le quedaba ideal, un pelín corto y justito como a mí me gusta. Los pantalones de los niños fueron sustituidos por unos de Benetton -heredado el de el Mindu y nuevo el de Tachenko- y mientras que el peque llevaba la camisa de su hermano, a éste le tuvimos que comprar un polo de un tono similar. Sinceramente la estética de la imagen no es la misma pero iban dignos.
Este último verano, 2011, los modelos de los niños han desaparecido pero la niña ha podido lucir su vestido en alguna que otra ocasión. Un poco raquítica, ciertamente, pero a mí no me ha parecido mal del todo.
Dicho de otra manera: Hemos comprado un vestido que nos ha costado 20 euros. Hemos utilizado el vestido durante 4 temporadas. ¿Cuál es el gasto del vestido por cada una de esas temporadas?
20 : 4 = 5
SOLUCIÓN: 5 euros por temporada.
Blanco y en botella…
Tu mujer es un ejemplo de ahorro digo de imitar y admirar
Sinceramente tuya,
P.D. Recuerda que esta tarde tienes que recoger a los niños.»
Abstract: today I write a letter to my children´s father explaining that I do not spend so much money in children clothing and making clear that I am a really good saver.
Bueno, me encanta…
Hola María, me ha encantado empezar este día riéndome cada vez más a medida que iba leyendo tus argumentos tan lógicos y de tanto peso que si no te importa voy a copiarte cuando mi querido cónyuge me replique lo mismo de todos los años: «pero si tienen un montón de ropa». Un besiño desde Ferrol.
Creo que lo has explicado muy bien , yo lo haría extensible también a los armarios, de las mamas je¡je¡.Un besito.
Jjjjajajajaj
qué buena eres, me ha encantado esta entrada.
besos
No encuentro calificativo, hacia tiempo que no me sentia tan identificada con lo que describes en el post de hoy. Sencilamente estupendo.
Besos
Ada
Eres genial¡¡¡
Si es que además de enseñarnos marcas estupendas para llevar a nuestros hijos guapísimos, nos das los argumentos para terminar de
convencer a nuestros «respectivos» … que somos unas ahorradoras.
Besos
María, te superas día a día !! Cómo me divierto con tus entradas!!
Qué razón tienes, yo todavía estoy encantada porque el otro día compré en vente-privee un vestidito ideal de Spantajaparos para mi niña por el módico precio de 18 euros con gastos incluídos, ahhh, qué bien se siente una realizando estas compras que son más bien una inversión que otra cosa, verdad??
Muchos besos,
Sandra
Si al final lo único que hacemos es mirar por nuestra economía doméstica !!!! Je,je,je.
Mira, sólo ver esa foto en la que salen los tres tan ideales merece la pena.
Yo estoy de acuerdo contigo en todo, es más, siempre me suelo reir un montón con tus historias y hoy no me he reído porque es justamente todo lo que yo le cuento a mi señor esposo. Lo que sí me he dado cuenta es de que tanta charla de este tipo ha surtido efecto porque ya no me dice nada de nada, compro y él ni se inmuta. A esto se le llama sutil y continuo lavado de cerebro, je,je,je. Besos.
me encanta!!! y lo voy a poner en práctica YA!!!!!! esta semana tengo que renovar el vestuario de mis pricess
Que verdad! si los gobernantes hiciesen lo mismo que nosotras con la economía, nos iría muchisimo mejor jajaaa.
Ja ja ja ja buenísimo. Me siento totalmente identificada. Cuando «gasto» mucho en ropa una temporada lo compenso explicando y enseñando a mi marido las piezas que pasan de una temporada a otra, que alguna hay…… 😉
Besos
Simplemente genial….estoy en ese momento….
Me ha encantado!! si es que el aprovechamiento, los outlets y las rebajas, hacen que nos olvidemos de los errores compriles que a veces hacemos jajajaj
divertidisimo, genial, verdad pura y dura, magnificoooo
me encanta,yo tambien tengo que explicarle a mi marido lo mismo,yo tambien tengo los armarios llenos de prendas imprescindibles de las ultimas temporadas y de zapatos que no le valen a nadie pero que los guardo para que vea que estan nuevos pero que no hay manera de que su hija meta los pies en ellos.
Me gusta mucho esta página web, le he comprado bastantes cosas a mi hija, es ropa bastante informal para las niñas que ya no son tan niñas.
http://www.olivejuicekids.com/index.php
Maravilloso razonamiento ¡me lo copio!
María estupendo tu alegato!!! me lo copio si no te importa…con cambiar los nombres de los niños me vale, JA! JA! y eso que yo solo tengo una niña.
Besos
Eso es tener poder de persuasiôn y lo demâs son tonterias.
Muuuuuy bueno!!!jaja