Hace algunos días, no sé cuantos, leí en alguna parte, no sé en donde, que alguien, no sé quién, se refería al color azul marino como azul navy. En ese momento pensé «vaya, otra vez me he quedado desfasada«. Y es que ya lo hemos hablado en alguna ocasión, en esto de la moda te quedas anticuada de un día para otro, ¡vamos, que para escribir un blog de moda se necesita más formación continua que para ser cirujano! En fin…
Pues mi post de hoy versa sobre el azul navy o el navy blue o el azul marino de toda la vida. Y es que, esta semana pasada en Burgos, he comprendido que el azul marino me obsesiona, es más, después de escribir estas líneas -que todavía no he escrito- creo que voy a llegar a la conclusión de que debe ser algo patológico.
El año pasado, no sé bien si en el outlet o en el 70% de Neck, le compré a la niña de mis ojos un blusón azul marino, talla 8, que me pareció muy mono y que se lo puse mucho pues estaba ideal con él -esto lo digo yo que soy su madre, claro-. Es el de la foto del último post. Tanto me gustó que, tiempo después -sigo sin saber donde- le compré otro igual una talla mayor para ponérselo este año. Sin embargo, éste último sigue sin estrenar pues le queda muy grande y el pequeño todavía le queda bien.
Hace un par de semanas, en las rebajas de Gocco, compré a los niños unas camisas azul marino -o azul navy-. Como para esta temporada tengo unos polos de ese color, compré las camisas grandes con el fin de guardarlas para el año que viene y combinarlas con el blusón de la niña, ese que todavía le queda grande.
Hace una semana, en Burgos, casualmente pasé por una tienda Zippy y entré a echar un vistazo -solo por mirar-. A punto de salir con las manos vacias y la conciencia tranquila, descubrí una camiseta sin mangas muy graciosa. La había en varios colores pero, no sé porqué, me decanté por la azul navy. Aunque no quedaba la talla de la niña, decidí llevarme una más grande para poder ponérsela el año que viene cuando a sus hermanos les ponga sus camisas de Gocco. Por supuesto que, en ese momento, no me acordé de que todavía tenía un blusón de Neck&Neck sin estrenar.
Hace exactamente cuatro días, al salir del Museo del Libro del que os hablaba ayer, entré en la tienda que El Lagarto está Llorando tiene en Burgos y que está justo enfrente del citado museo, a tres segundos andando -lo de los segundos os lo cuento para que comprendáis que era imposible no entrar-. Como estaban de rebajas pensé que, a lo mejor, encontraba un vestidito bueno, bonito y barato para el año que viene. Había uno morado que me gustó mucho pero no quedaba la talla que yo buscaba. Entonces pensé, pues quizás sea mejor un «blusoncito» para ponérselo con un pantalón pirata o con unos shorts -lo que viene siendo los pantalones cortos de toda la vida-. Los había estampados, en tonos verdes, morados, etc. Y de repente, casi sin darme cuenta, me fijé en una blusa azul navy con las mangas rematadas en blanco y una original corbatita marinera de la que me quedé prendada.
No lo pensé más. O mejor dicho, sí lo pensé. Pensé, «¡qué mona para combinarla con las camisas de Gocco que pondré a sus hermanos el verano que viene!» No es necesario aclarar que, en ese momento, no me acordé de que todavía tenía un blusón de Neck&Neck sin estrenar y una camiseta de Zippy con sus etiquetas y todo dentro de una bolsa en el maletero del coche.
Y he aquí el fruto de mi obsesión. Que no digo yo que no sean monas, pero lo mismo no estaría mal introducir algo de variedad en nuestras vidas ¿no? O, por lo menos, en la ropa de mis hijos.
En mi caso me obsesiona el rojo….pero hay que pensar en positivo, son básicos, combinan con casi todo, seguro que les doy mucho uso…y el cargo de conciencia disminuye con cada afirmación positiva…jejej
Jajaja! A mi también me ha pasado más de una vez eso de «para ponérselo con…» y termino con cuatro prendas prácticamente iguales. Pero yo tengo un problema gordo, y es que en la tienda todo me parece monísimo y cuando llego a casa la puntuación suele bajar varios enteros… no me preguntas por qué, no lo sé, pero en la tienda me encanta, me enamora y me apasiona, además de parecerme un chollazo y en casa me corroe la sensación de culpa («como he podido gastarme 60 euros en una blusa? y encima ni siquiera me convence…») y al final me doy cuenta de que, sinceramente, no va tan bien con esa prenda que yo pensaba….
Bufffffffff…….. menos mal que mi marido no se entera ni de la mitad de las cosas que compro, que si no le da algo. Cuando pregunta siempre le digo «pero si eso ya lo tenía!» o «no te acuerdas que se lo regaló mi madre cuando estuvimos en su casa hace un mes?». En realidad son mentiras piadosas, para no hacerle sufrir……
son diferentes completamente!!! una con manga larga, la sin mangas y manga corta!!! como decía el anuncio de coca-cola: para cuando haga calor, para cuando refresque…
Lo que gusta .. gusta
JAJAJAJA, no sé quién es peor, si Carmen o tú. A mí también me pasa, bueno a medias. Cuando les veo guapos con algo, digo, ¿pero cómo me voy a quedar sin esto cuando les quede pequeño?. Pero ya me ha pasado varias veces el repetir, y luego resulta que parece que no tienen nada nuevo.
Por cierto, esa camisa en concreto (la de Neck), también la tenía mi hija, para combinarla con la versión masculina, también de Neck, para el niño. Estaban ideales…
Un gran placer descubrir tu página y la cantidad de cosas y de ideas que tienes!!ya tienes una seguidora mas´!!
Besitos
Toñi
Jeje, me siento tan identificada contigo……yo tengo niña y niño de 7 y 3 años, y mis cuñadas se quejan de que los llevo cursis, no tendran tiempo de vestirse de mayores cuando les toque……me encanta tu blog….no puedes estar desconectada, a por otro router